Tomar decisiones de puro negocio en aquellos aspectos que impactan en la fibra humana, en su salud mental, en su sistema emocional, en su estabilidad familiar, sentimental… , es una brutalidad, así se caracterizan los tiempos del capitalismo – consumismo que vivimos en la actualidad contemporánea. Dudo que, en el origen de ese capitalismo de masas, como se le denominaba, dominara esa carencia absoluta de valores humanistas.
Se trataba de satisfacer las necesidades y acercar el bienestar personal y familiar a cuantas más personas mejor, la sociedad de consumo como tal, se restringía a unas élites adineradas que acumulaban la práctica totalidad de la riqueza, osea un consumo elitista. El resto de la población apenas ni aspiraba a esos productos que eran, todos, percibidos como lujo incluso para pequeños empresarios y profesionales.
El concepto de mercado de consumo va ampliando más y más a la población hasta alcanzar incluso a los trabajadores, dudo que se pudiera imaginar desde aquellos años de crecimiento social del consumo, que se llegaría como es el caso, a tirar “de la cadena” como frase hecha, los valores humanos mínimos como el velar a un muerto.
El velatorio es una práctica común en todas las culturas, en las últimas investigaciones antropológicas y arqueológicas se confirma que hasta nuestros hermanos neandertales que se extinguieron hace 40.000 años ya realizaban rituales de respeto y de significado profundo, la muerte de miembros de sus grupos familiares. ¿Por qué solemos alzar la vista cuando tratamos de defender los derechos e intereses de la persona consumidora y usuaria, de las familias?
Por una sencilla razón “hemos perdido el norte como raza humana” ¿en qué medida el actual sistema consumista ha tocado fondo y ha perdido el norte, de tal modo que pisotea el propio principio y esencia humana? Los estudiosos coinciden, debemos reinventarnos como sociedad de consumo por que está enferma, bastante enferma.
El velatorio tiene una influencia significativa en el proceso de luto. Su impacto tiene diversas perspectivas:
1. Ritual: Ritualización del dolor. El velatorio proporciona un marco ritual que ayuda a los dolientes a expresar su dolor de manera emocionalmente estructurada y socializada. La repetición de rituales puede ofrecer consuelo y una sensación de continuidad. El reconocimiento de la pérdida es poder formalizar la despedida del difunto y permite a los dolientes reconocer la realidad de la pérdida, un paso crucial en el proceso de luto.
2. Refuerzo Social: Reunión de familiares y amigos: El velatorio reúne a la comunidad alrededor de los dolientes, ofreciendo apoyo emocional. Esta compañía es vital para sobrellevar el dolor. Compartir recuerdos y emociones: La oportunidad de compartir recuerdos y expresar emociones puede aliviar la sensación de aislamiento y ayudar a procesar la pérdida.
3. Aceptación: Visualización del cuerpo. Para muchos, ver el cuerpo del difunto es un paso importante para aceptar la realidad de la muerte. Este acto puede facilitar el proceso de despedida y ayudar a cerrar el ciclo de vida del ser querido. Inicio del proceso de duelo: El velatorio marca el comienzo oficial del luto, permitiendo a los dolientes iniciar su proceso de sanación con el apoyo de la comunidad.
4. Espiritualidad, religiosidad: Conexión con creencias religiosas o espirituales: Los rituales del velatorio a menudo están ligados a creencias religiosas o espirituales, proporcionando a los dolientes una sensación de propósito y esperanza más allá de la muerte. El Ritual de transición que se da lugar en el velatorio puede simbolizar la transición del difunto a otro estado de existencia, lo que puede ofrecer consuelo a los dolientes.
5. Salud Mental: Liberación emocional. El entorno del velatorio puede facilitar la expresión de emociones intensas, lo cual es esencial para evitar el duelo complicado o patológico. Sentido de cierre. Participar en el velatorio puede proporcionar un sentido de cierre, ayudando a los dolientes a comenzar el proceso de adaptación a una vida sin el ser querido.
En resumen, el velatorio es una parte integral del proceso de luto que ayuda a los dolientes a enfrentar y procesar la pérdida de un ser querido a través de la estructura ritual, el apoyo social, la aceptación, la espiritualidad y la salud mental.
El agotamiento y ciclo anímico que se produce desde el fallecimiento hasta el de aceptación tiene una fase crucial, la noche, entre resistir y cansancio, entre autoevaluación de haber hecho lo correcto y las compañías que se han tenido etc. Prepara el terreno para la despedida final de ese inmenso vinculo humano, familiar, emocional.
¿Se puede hacer un paréntesis, una pausa, un punto y seguido en un parto, en un sangrado de herida, para seguir dando a luz mañana, para detener el sangrado mañana? Para muchas, creo que la mayoría de las personas y familias es así el proceso. Imposible la cura sana sin la noche.
Romper brutalmente todo el proceso, cuando una familia o persona siente esa noche por tradición, creencias o costumbre, tiene un coste y entendemos que puede fundamentarse una demanda y petición de indemnización si se puede medir facultativamente ese shock que nunca curara del todo y volverá una y otra vez.
Esperamos con mirada en el reloj, que el resto de municipios de la comarca del Noroeste Rio Mula y de toda la Región de Murcia, tomen la senda de Mula y Pliego, lo más inmediatamente posible.
Pedro Valera Duque
Presidente de Unión de Consumidores de España – Federación de Comarcas
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