Existe un comportamiento de arrepentimiento ante un crimen que atraviesa y destroza a una familia, hijos, madre, padre, hermanos, abuelas, tías…de por vida.

Esos comportamientos de arrepentimiento cuando son verdaderos, acerca a las personas a solicitar perdón a la familia, a reconocer públicamente sus errores motivados por ambición, codicia…

Esas expresiones jamás se han percibido en el presunto homicida Massó, ni en el anestesista que condujeron a Sara Gómez a la muerte, muy al contrario, desde el retraso en su comparecencia en el juzgado, que incluso hizo temer por una huida de la justicia, la soberbia y prepotencia pública, y la exhibición pública, de estar gozando de la vida, “como si nada hubiera ocurrido”

Como si las 28 punzadas en órganos vitales de Sara en la mesa de quirófano, se hubieran producido solas, como si los mensajes de rotunda falsedad, imputables en la ética médica, las hubiera vendido falsariamente a Sara Gómez.

Ese desafío continuo de Massó a la familia de Sara, está amparado por el colegio de médicos de la Región de Murcia, organismo semipúblico cuya actitud promueve esa chulería torturadora, promueve el que “no te preocupes, eres de los nuestros, hagas lo que hagas, te protegeremos, no moveremos ni un dedo”, “te buscaremos trabajo fuera de la Región de Murcia”.

Quedan muchas acciones judiciales pendientes, pero también sociales y jurídicas, ante tanta impunidad que desde el minuto 1 ante toda una corporación regulada para ser expresamente protectora del usuario, casi como única razón de existir, falso, todo falso, todo mentira, los códigos éticos mentira, los motivos para abrir expedientes e inhabilitar, mentira, la personación en el proceso judicial, por pundonor y demostrar cómo se representa la dignidad de la profesión médica.

Su amparo al presunto homicida, les hace cómplices en cierto modo, dejan el cuerpo muerto, como el que oye llover, se pusieron de perfil, silencio cómplice, sin la más mínima presión desde la autoridad sanitaria para forzar su obligación administrativa y ética.

No hay prescripción para esas manchas que el colegio de médicos ha vertido sobre la ética y la profesión médica, la familia de Sara, el colectivo “La Voz de Sara” decenas de miles de personas por todo el mundo, y UCEspaña seguiremos ahí, sin limites de tiempo ni de energía, hasta alcanzar la justicia en todos los ámbitos, la de los presuntos homicidas y también de los que amparan esas actitudes.

Massó, seguiremos “A MÁS PROVOCACIÓN, MÁS BOICOT” la alarma social creada por no haber sido encarcelado preventivamente e inhabilitado, nos infunde fuerzas para perseverar, como tributo y ansia de justicia a Sara y por otras posibles saras.

Pronto la Ley Sara pondrá veto a las condiciones de un “mercado” que, por lucrativo, atrae a oportunistas, carentes de escrúpulos, sin ser perseguidos y excluidos por los colegios de médicos que demuestran su inutilidad en estos tiempos, que son anacrónicos y que deben desaparecer y ser sustituidos por asociaciones de médicos de diversa naturaleza y no por cuerpos lobbies de poder, inútiles, llenos de privilegios que afortunadamente no tienen cabida en la Unión Europea, al tiempo.